La perspectiva formal industrial se refiere a la aplicación de principios técnicos y formales en la producción de obras de arte. En esta oportunidad abordamos el tema sobre la relación que puede establecerse entre las técnicas industriales de forma, y la crítica del arte en un contexto cultural como el iraní, a partir de la exposición l’Art de l’Iran realizada en la Galería The Muisca el pasado mes de agosto, de las obras de dos artistas residentes de la Cité des Artes: Mohammad Mehdi Sanati y Venoosh Mirhossein.
Estos dos artistas iraníes pueden ser calificados como post-modernos, en el sentido que trascienden muchos de los límites del arte de vanguardia. Su proximidad a los oficios técnicos los ubica cerca de disciplinas como el diseño industrial, el diseño gráfico o la publicidad, y su interpretación en el plano de la estética y de la problemática de la epistemología social les permite tener una posición desde el arte contemporáneo. En sus trabajos se percibe claramente una problemática característica del arte iraní que tiene tendencia hacia lo tradicional, marcado por los procesos de la teología y del humanismo; en contraste a lo representando al mismo tiempo, por fenómenos propios de una sociedad contemporánea, moderna e industrial. En ello se identifican con muchos artistas iraníes de la actualidad, que han encontrado la forma de fusionar su rico patrimonio cultural tradicional con técnicas modernas de disciplinas diferentes.
La obra de Mohammad Mehdi Sanati es una reflexión sobre la forma y los procesos industriales, un tema aprendido de la teoría de la arquitectura o tal vez del diseño donde la lógica estructural es un tema central de pensamiento. Son ilustraciones parecidas a los planos que realizan los técnicos del diseño industrial y desde el punto de vista estético son formas geométricas o arquitecturales, realizadas empleando regla, compás y escuadra de ángulo, y sirven a la reflexión de la arquitectura del pensamiento espacial. La renovación de los contenidos estéticos de la perspectiva, el espacio en la imagen y el papel y, sobretodo, la percepción, son formuladas a partir del conocimiento en dibujo técnico y la experiencia en prácticas de la industria.
Además de sus formas espaciales, la obra se complementa en términos de la teoría del color, donde la visión del espectador coincide con el círculo cromático y las tablas de datos de los códigos de propiedad intelectual, donde existe una clasificación del color en patrones que definen los límites de lo privado y lo público, y donde se puede definir quién es el autor de una obra. Teniendo en cuenta el código de identificación mundial y nacional, varios de esos datos del color son utilizados por los estados en los proyectos de ingeniería para construir ciudades, carreteras u objetos de todo tipo en la industria.
Por su parte, la obra de Venoosh Mirhossein consiste en varias imágenes en collage visual, de objetos preexistentes que la artista colecciona y retoma en la composición. Se trata de objetos como automóviles, máquinas de café, radios, planchas, casetes y máquinas de música, que pertenecen a la identidad visual de la sociedad iraní que se conservan en buen estado y pueden parecer nuevos, y que al fijarnos en el estilo que tiene cada uno, llegamos a la conclusión de que son piezas de colección antiguas que ocupan un lugar referente en la memoria, porque pertenecen a otro momento histórico, que puede ser a principios o a mediados del siglo XX.
Las imágenes de esos objetos-instrumentos, son utilizadas en la composición de collages, donde vemos también algunos referentes a la escritura árabe y la comunicación por señales, o sea elementos de la teoría del lenguaje que como en la tipografía son utilizados por la publicidad y el diseño gráfico.
La estrategia de Venoosh Mirhissein es una presentación desde las disciplinas y oficios del arte contemporáneo, de la identidad visual de la sociedad iraní donde habita. En otras palabras, es una forma de presentar los temas de la identidad desde una visión o interpretación más acorde con lo que son las sociedades contemporáneas, incluida la árabe, y que refleja facetas de la realidad y de las condiciones civiles y de modernidad del mundo donde se vive.
La importancia del lenguaje surge aquí como un elemento de reflexión en torno a la interpretación del arte en el contexto cultural de una sociedad determinada, más allá de las formas puramente técnicas de expresión. De acuerdo con Ludwing Wittgenstein “los límites dellenguajesignificanloslímitesdemipropiomundo”ysegúnél, mediantelateoríaanalítica se puede explicar cómo es posible que el lenguaje sea una entidad propia y autónoma incluso de las palabras; cómo también el mundo es, en sí mismo, una relación de lenguaje que define en la realidad una gran cantidad de relaciones de manera coherente y la presencia del “ser en el mundo” y, en fin, cómo gracias al lenguaje es posible la razón en el universo.
Otro elemento es en torno a lo conceptual. Las obras de arte conceptual no necesariamente utilizan las ideas ni los argumentos para tener un sentido o significado, porque lo conceptual es una disciplina que aplica en muchos casos de manera predeterminada. Pensemos simplemente en las tablas de datos y la clasificación que tiene la función de ordenar la información en sistemas de manera coherente. Muchas cosas en el mundo no tienen necesariamente una razón de ser primera u originaria, pero sí pertenecen como un recurso a un sistema de clasificación y tienen un significado gracias a que pertenecen a ese sistema ordenado y coherente de datos. Es clave entender, que el mundo actual es en una gran proporción un sistema de clasificación tautológico, como la moda, la publicidad, la fotografía, la cinematografía, el arte, la música, etc., donde tales medios o recursos obedecen a unos patrones de orden que definen el lugar que les corresponde en el mundo.
Asimismo, la interpretación cultural en la perspectiva del objeto y la forma es en la expresión del arte valiosa e interesante, si la pensamos por ejemplo desde el punto de vista de las sociedades orientales, y particularmente en el caso de Irán, como parte del Oriente Próximo, en un contexto histórico cultural y religioso. Sin embargo, desde la perspectiva de Occidente, esa visión se contrarresta con la percepción de una historia política turbulenta. Con frecuencia oímos críticas a la tradición islámica y denuncias sobre unas condiciones políticas, económicas y sociales que tienden a mantener la desigualdad, la censura, la falta de libertad y donde la sociedad civil no logra avanzar hacia la prosperidad, el bienestar y la paz. Personalmente creo que las crisis sociales en Irán y en la región del Oriente Próximo seguirán existiendo, pero las formas estéticas y de expresión artística seguramente encontrarán nuevas corrientes, asimilando referentes del arte occidental dentro de un contexto de modernidad y de utilización creciente de técnicas y recursos multidisciplinarios en las obras de arte, sin renunciar ni escapar al peso de su tradición histórica.
El aporte de los dos artistas iraníes que hemos reseñado anteriormente nos ayuda a entender que, no obstante, las situaciones de crisis social en su sociedad y en un ámbito regional más amplio, la creación artística puede encontrar la manera de desenvolverse entre el valor del patrimonio histórico y de la tradición, de un lado, y lo moderno y contemporáneo, del otro.
Un nuevo enfoque nos permite valorar la autoridad intelectual y la responsabilidad civil de las instituciones, siendo siempre respetuosos de los procesos históricos que la misma comunidad está en condiciones de aceptar. Son aportes claros que garantizan la transformación, y el cambio social incluso desde la revolución, pero siempre teniendo en cuenta el valor del patrimonio y la tradición en la justa medida que la comunidad puede aceptar y asimilar los límites de la censura y el entendimiento.
Del mismo modo, el aporte de estos dos artistas podría servir para una discusión interesante sobre la crisis del humanismo y la biología, en el orden actual de la ciencia contemporánea. Es importante entender que existen diferentes formas de interpretar los fenómenos que ocurren en el mundo de hoy y que existe un punto de ruptura en el capitalismo vigente donde el patrimonio de lo industrial, guarda una gran distancia frente a los valores de la imaginación, del espíritu y de la estética propios del humanismo, y cuya relación es más cercana al arte, desde los orígenes de las civilizaciones.
Mi plan es seguir desarrollando más estos temas. Por lo pronto, espero que disfruten este artículo y que ojalá puedan entender mejor la relación entre lo formal industrial, y lo que se llama comúnmente el folclore.
Por:
Juan Camilo Barón Cifuentes
The Muisca - Galerie d'art à paris
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